miércoles, 10 de diciembre de 2025
Oficina del Cronista y Alcaldía de Valera rendirán homenaje al Prof. Manuel Isidro Molina Gavidia, hoy 10 de diciembre al cumplirse 110 años de su nacimiento (1915/2025). Será declarado «Hijo Ilustre de Valera» por el Concejo Municipal
martes, 9 de diciembre de 2025
DIARIO DIGITAL VENEZOLANO 🇻🇪 09.12.2025 ✨
Manuel Isidro Molina Gavidia, «el hombre que predicaba con el ejemplo» / Meira Viloria Barazarte, docente universitaria, en el homenaje por los 110 años de su nacimiento
Manuel Isidro Molina:
El hombre que predicaba con el ejemplo
Meira Viloria Barazarte
Muy buenos días para todos
Me permito comenzar mi intervención con la lectura de un fragmento de un viejo y conocido poema de Paul Eluard: «Libertad»
Escribo tu nombre
Sobre mis cuadernos de colegial,
Sobre mi pupitre y los árboles,
Sobre la arena, sobre la nieve,
Escribo tu nombre.
Sobre las páginas leídas,
Sobre todas las páginas en blanco,
Piedra, sangre, papel o ceniza,
Escribo tu nombre.
En la selva y el desierto
En los nidos, en las emboscadas,
En el eco de mi infancia
Escribo tu nombre (…)
En los campos, en el horizonte
En las alas de los pájaros
En el molino de las sombras
Escribo tu nombre.
Y por el poder de una palabra
Recomienzo mi vida
He nacido para conocerte
Para decir tu nombre: Libertad.
(Manifiesto de resistencia y esperanza, 1942)
He querido comenzar mi intervención con este poema porque los guerreros de un mundo mejor para todos, viajan por los ideales, por las palabras convertidas en verso, como si fuesen sus fundos o haciendas, pero no, no buscan conquistar propiedades o bienes materiales para sí, sino la construcción de un mundo mejor para todos. La poesía y la naturaleza se parecen, se hermanan en la libertad de ser y de creación. Y por ese ideal algunos se juegan su libertad con prisión y también con la propia vida.
Desde niña tuve el privilegio de ver y admirar a Manuel Isidro Molina Gavidia, como un hombre de convicciones profundas, y de quehacer periodístico y político indetenible, a pesar de las persecuciones políticas y cárcel que sufrió repetidas veces, tanto por los gobiernos de la dictadura como de la democracia. Valiente es un término en minusvalía en la actualidad. De hecho, da hasta miedo pronunciarlo. Está pasado de moda. Como también está en desuso dialogar, hablar con convicción y “ser persona”. Son palabras venidas a menos en el diccionario de venezolanismos. Nos han inoculado el miedo junto a algunas de las últimas vacunas contra la libertad de expresión.
Ya lo dijo María Zambrano en su libro Persona y democracia (1958/1987) “Lo que las nuevas circunstancias revelan es la renuncia del 'ser humano' a 'ser persona', a vivir humanamente; se habita en un eterno presente donde la historia no se constituye como proyecto, donde no existe progreso ni democracia, sino el poder absoluto de dioses oscuros ávidos de sacrificios humanos: la democracia y la historia verdaderas –humanas y por tanto morales y éticas– parecen empresas condenadas a la destrucción”.
El concepto de persona como creación es inseparable de su concepción de una sociedad plenamente humana, igualitaria, justa, libre y democrática. La vida social exige nuestra participación y ésta será tanto más plena y fecunda cuanto mayor sea nuestra plenitud y madurez personales. Pues la persona, según María Zambrano, debe adquirir forma propia, su propio rostro, su faz más verdadera. Una genuina conciencia, despierta y libre, en el mayor número de personas, es la que puede aportar a la sociedad lo que ésta realmente necesita. De esta forma pensaba y sentía este hombre excepcional al que estamos recordando hoy, muy de su época. De nuestro transitar por la historia reciente del país observamos la templanza de estos héroes que debemos rescatar hoy en día para imprimir autenticidad en el ser venezolano.
Es para mí un gran honor estar hoy aquí ante este compromiso de corazón, de compartir el sentir y de bosquejar una semblanza de Manuel Isidro Molina Gavidia, hombre íntegro: periodista, humorista y divulgador científico; profesor, político y gremialista, porque tenía voz en su pecho de ideas de justicia y libertad; hombre público, persona íntegra, porque no podía callar las verdades que albergaba en su corazón y en su razón forjada por la historia y los ideales sociales; amigo, familiar y maestro porque tenía el conocimiento, el diálogo y la reflexión como fe de acción. Así lo vimos en mi casa, bajo el reflejo de la amistad entre él, la tía Maura Peñaloza de Molina y mis padres, quienes fueron entrañables amigos desde su más temprana juventud. Así que esa amistad se convirtió en familia querida y entrañable.
El tío Manuel Isidro era, además de amigo, mentor de mi papá, quien lo admiraba con auténtica devoción, como muchos otros de sus amigos, colegas y camaradas.
Fundador del Partido Comunista en Trujillo e impulsor de la formación integral de sus jóvenes congéneres con lecturas de todo tipo para forjar el espíritu humanístico y social en medio de la lucha política, con amistad y solidaridad. Hombre de variados y aparentemente disímiles intereses. Nada le era ajeno, y su pasión auténtica conquistó muchos seguidores porque enseñó con el ejemplo y en el marco de la camaradería.
Nos cuenta su hijo Manuel Isidro, de tres figuras emblemáticas de la cultura y la política nacional: 'el flaco' Francisco Prada Barazarte, el Quijote de la lucha, (primo de mi madre); José Pepe Barroeta, gran poeta y decano de Humanidades de la ULA, (fue mi profesor en Letras, en Mérida) y el itinerante del País Portátil, el querido por todos y además de excelente escritor un gran conversador-conferencista de vasto conocimiento universal y una gran sensibilidad artística: Adriano González León. Todos ellos y muchos más disfrutaron y aprendieron de las conversas con su mentor político y de lecturas e ideales para una mejor sociedad.
Muy joven se hizo al oficio de periodista, autodidacta en sus inicios, con los conocimientos técnicos de la tipografía y de la imprenta y llegó a innovar porque como buen pensador y hacedor buscaba mejorar los procesos en todo lo que hacía, que era mucho. Hasta topógrafo fue.
A pesar de ser un hombre de ideas libres y soluciones prácticas, también profundizó en el rigor del conocimiento científico cuando la divulgación científica estaba en sus inicios, junto a su compañero Arístides Bastidas.
Manuel se propuso concluir sus estudios universitarios, formalizando su conocimiento de joven autodidacta y libre pensador, de Valera, y se propuso profesionalizarse y compensar la falta de estudios formales, para ser un profesional de primera línea y logró ser director de la Escuela de Comunicación Social de la UCV y director de comunicaciones del Rectorado. Además, era riguroso con el estudio de varios idiomas que hacía por su cuenta. Ahí notamos otro rasgo de su carácter: la constancia. Se trazaba una meta y la cumplía paso a paso.
Pero, lo más sorprendentes (me cuenta Fidelina, su única hija en medio de seis varones) era la forma en que se relacionaba con sus alumnos, a los que dependiendo de las investigaciones que debían realizar, los invitaba a su casa a trabajar con los libros de su gran biblioteca, y Maura los recibía con desayuno y almuerzo. Así, circularon en busca de apoyo varios estudiantes y hasta colegas de Caracas y del interior del país (venían del Táchira, de Mérida, de Trujillo y del Zulia) que contaron con sus orientaciones y solidaridad fuera de serie para realizar sus investigaciones. Esto también nos habla de una persona sencilla y cercana que no ponía barreras entre su función docente, su vida profesional, política y familiar.
La influencia de sus ideas expresadas en palabras, gestos y acciones nos hablan de una coherencia ejemplar. Así me lo expresa Fidelina: “Papá llevaba la rectitud por dentro, era rígido, estricto, pero a la vez, muy amoroso y presente con todos sus hijos”. Mis padres “Predicaban con el ejemplo del amor perfecto: como pareja, como padres, como abuelos y hasta bisabuelos fueron”.
Yo no puedo hablar de Manuel sin pensar en Maura, una mujer ejemplar en muchos aspectos. Profesional de la educación con especialidad en orientación, trabajó en liceos ayudando a muchos jóvenes, más allá de sus funciones oficiales, además con gran conciencia sobre el papel de la mujer en la sociedad. Ella era también dulce y recia cuando era necesario, amante de la pintura y gran contadora de cuentos y lectora de poesía e historia. Siempre lista y elegante. Fidelina nos cuenta: “Mamá era una pareja amorosa, comprensiva y solidaria que hizo equipo con mi papá y lo dejaba ser en sus sueños y aventuras, muchas veces peligrosas, pero ambos compartían el mismo sentir porque estaban muy compenetrados y se complementaban. La primera lectora de sus escritos era Maura, Manuel respetaba sus opiniones. Él era un hombre de detalles”... y esto denota un ser que se vuelca hacia los demás, que piensa y siente al otro.
Esa actitud de empatía en él, también la llevaba al diálogo político, porque, aunque firme en sus posturas, sabía escuchar y respetar al contrario y mantener la amistad con sus opositores políticos. No había animadversión por los que pensaban diferente, había argumentos, sin insultos; por eso podían seguir siendo amigos. Otros tiempos… que debemos rescatar para reorientar nuestro país por los valores de ser personas auténticas y vivos ejemplos para la sociedad.
Gracias.
Teatro Cantaclaro, Caracas.
Sábado 06 de diciembre de 2025
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✨ A 110 años del nacimiento del Prof. Manuel Isidro Molina Gavidia (Valera, 10.12.1915 / Caracas, 04.07.1998)
✨ El PCV/Dignidad rindió homenaje a la trayectoria del periodista y docente universitario Manuel Isidro Molina Gavidia con motivo de los 110 años de su nacimiento
✨ Homenaje del PCV a Manuel Isidro Molina Gavidia: «En un país donde las libertades democráticas se encuentran gravemente amenazadas, recordar su ejemplo es un acto de dignidad y resistencia», expresó Neirlay Andrade, directora de Tribuna Popular
lunes, 8 de diciembre de 2025
Concejo Municipal de Valera rendirá homenaje al Prof. Manuel Isidro Molina Gavidia
El evento se realizará en la Cámara Municipal, siendo el orador de orden el Ing. Ricardo Molina Peñaloza, hijo del homenajeado y ministro de Ecosocialismo. También intervendrán los distinguidos profesores universitarios y diplomáticos Jorge Valero y Francisco Simancas, amigos de la familia Molina Peñaloza.
La sesión especial está programada para el miércoles 10.12.2025, a las 10am.
domingo, 7 de diciembre de 2025
DIARIO DIGITAL VENEZOLANO 🇻🇪 07.12.2025 ✨
Homenaje del PCV a Manuel Isidro Molina Gavidia: «En un país donde las libertades democráticas se encuentran gravemente amenazadas, recordar su ejemplo es un acto de dignidad y resistencia», expresó Neirlay Andrade, directora de Tribuna Popular
Palabras de la periodista Neirlay Andrade, directora de 'Tribuna Popular' y miembro del Buró Político del Comité Central del PCV, en el acto en homenaje al profesor Manuel Isidro Molina Gavidia, a 110 años de su nacimiento en Valera, estado Trujillo, el 10 de diciembre de 1915.
Camaradas y amigos,
Reciban un saludo del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela (PCV).
Hablar de la historia del Partido Comunista de Venezuela es hablar de miles de mujeres y hombres que, con mayor o menor notoriedad, han entregado su vida a la causa del pueblo trabajador. Sería difícil —casi imposible— llevar una relación minuciosa de todos ellos. Cada militante, desde la primera célula hasta las más altas responsabilidades, ha aportado, con sacrificio y dignidad, a la conquista de los derechos de la clase obrera y del pueblo venezolano.
Pero si algo nos enseña nuestra historia es que, aunque nuestras contribuciones puedan parecer modestas frente a la magnitud de las luchas del siglo XX, el enemigo de clase nunca duerme. Allí donde el partido ha actuado, donde un comunista ha organizado, educado o impulsado una reivindicación popular, siempre ha habido un ojo vigilante tratando de registrar, perseguir y neutralizar nuestra acción.
Una prueba de ello se encuentra en un archivo desclasificado de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, fechado el 28 de mayo de 1953, bajo el título “La organización del Partido Comunista de Venezuela”. Es un documento breve, de apenas tres páginas. Inicia citando el artículo 27 de los estatutos del PCV vigentes en aquel momento, relativo a la estructura organizativa del partido. A partir de allí, los agentes describen las distintas instancias y comités, intentando reconstruirlos desde la información obtenida por sus redes de espionaje.
El primer apartado del informe está dedicado al Comité Central, al que se refieren —en su jerga— como una “división”, subrayando que era una de las áreas más importantes del partido. Señalan que normalmente estaba compuesto por 27 miembros, pero que durante el año y medio anterior se habían producido cambios significativos, y que la lista que presentaban era apenas la que habían logrado identificar.
Esa lista comienza con el camarada Jesús Faría —entonces preso— y continúa con nombres como Pompeyo Márquez, Gustavo Machado, Alonso Ojeda, Luis Emiro Arrieta, Natalio Castillo y Max García. Y es allí, en el número quince del Comité Central, donde aparece por primera vez el nombre del camarada al que hoy rendimos homenaje: Manuel Isidro Molina Gavidia. No registran su estatus, no dicen si estaba preso, en la clandestinidad o en el exilio, como sí consignan sobre otros cuadros. Apenas lo mencionan.
El informe continúa describiendo la composición del Buró Político, el Secretariado y la Juventud Comunista, hasta llegar a un apartado sobre la presencia del partido en el interior del país. Es allí donde los agentes revelan un dato adicional: Manuel Isidro Molina Gavidia estaba identificado por la CIA como el secretario político del PCV en Trujillo, un rol crucial en tiempos de persecución, reorganización y resistencia.
Y es desde esa primera mención —procedente del enemigo, pero reveladora— que iniciamos hoy este homenaje a los 110 años del nacimiento de un militante cuya vida es, como la de tantos comunistas venezolanos, una lección de firmeza y consecuencia.
Un año después de aquel reporte de la CIA que lo mencionaba como dirigente del PCV en Trujillo, Manuel Isidro Molina Gavidia fue detenido por la dictadura perezjimenista. Pero esa no era la primera vez que enfrentaba la cárcel por sus convicciones. Porque antes de que la dictadura militar lo apresara, Manuel Isidro ya había conocido la prisión como consecuencia directa de su compromiso político y de su labor periodística al servicio del pueblo. Entre 1939 y 1940 se desempeñó como codirector —junto a Miguel Rodríguez Rivas— del semanario Marcha, un periódico político y de reivindicaciones populares editado en Valera. Aquel medio, que buscaba dar voz a las luchas del pueblo trujillano, fue suficiente para que el Gobierno del estado Trujillo enjuiciara a ambos directores y los enviara a la cárcel. Pasaron meses tras las rejas, hasta ser absueltos y liberados.
Lejos de intimidarlo, la experiencia lo impulsó a continuar. En 1941 fundó y dirigió el periódico Crisol, que durante siete años se convirtió en una referencia política y reivindicativa de orientación comunista. Crisol resistió hasta el 22 de noviembre de 1948, cuando fue clausurado tras la suspensión de las garantías constitucionales por el gobierno de Rómulo Gallegos, apenas dos días antes del golpe militar que lo derrocó. Era otro golpe contra la libertad de expresión popular; pero Manuel Isidro, una vez más, no se detuvo.
En 1950 lanzó un nuevo proyecto: el semanario humorístico Cocoliso, que circuló en Valera hasta el 29 de noviembre de 1952, en la víspera de las elecciones ganadas por el pueblo y luego burladas para imponer la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Hasta en el humor encontró un arma de crítica social y política.
Tras la caída de la dictadura, en 1958, regresó a la actividad pública como redactor-locutor del Diario Meridiano del Aire en Radio Nacional de Venezuela. Se mantuvo allí hasta que, en 1959, las políticas macartistas del gobierno de Rómulo Betancourt volvieron a cerrar espacios para los cuadros revolucionarios.
Y en medio de ese clima de persecución, entre 1960 y 1962 asumió la Segunda Vicepresidencia-Gerencia de la Editorial Cantaclaro, editora de Tribuna Popular, órgano del Partido Comunista de Venezuela dirigido por Gustavo Machado. Y también por aquel entonces, la Editorial Cantaclaro le publica el libro La libertad de prensa en Estados Unidos de Norte América / La Prensa en el mundo socialista (1961).
Nos refieren camaradas de larga trayectoria dentro del partido que Manuel Isidro Molina Gavidia militó en la Célula "José Martí", cuyo esfuerzo fundamental estaba dirigido al trabajo internacional. En ella militaban Eduardo Gallegos Mancera, Humberto Orsini, Victor Bravo, Meré Sánchez, entre otros. De hecho, Manuel isidro fue integrante de la Junta Directiva del Centro de Amigos de la Cultura y Ciencias de la URSS (1979-1981), así como Secretario General de la Sociedad de Amigos de la República Democrática PUD motivó Alemana en Venezuela.
Pero si hay un rasgo que nos gustaría destacar hoy, en esta breve semblanza, es el perfil organizador de Manuel Isidro Molina Gavidia, particularmente su aporte a la construcción del movimiento gremial de los periodistas trujillanos y venezolanos. Su trayectoria estuvo marcada no solo por la lucha política sino con la organización profesional, con la dignificación del oficio y con la defensa colectiva del derecho a informar y ser informado.
Desde 1943 formó parte activa de la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP).
También fue afiliado del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP).
Manuel Isidro no se conformó con participar: quiso construir. Fue miembro fundador de la Asociación de Periodistas Egresados de la UCV. Y también integró el Colegio Nacional de Periodistas (CNP).
Pero su aporte más emblemático —y el que hoy recordamos con especial orgullo— fue su papel como miembro fundador y primer Secretario General de la Asociación Venezolana de Periodistas, Seccional del Estado Trujillo. Allí desplegó su experiencia, su liderazgo y su capacidad organizativa, impulsando la articulación de los trabajadores de la prensa en un estado donde el periodismo había sido, por décadas, una actividad vulnerable a la persecución y al silencio impuesto por las élites regionales.
Además, fue miembro fundador del Círculo de Periodismo Científico de Venezuela (CPCV), demostrando su visión amplia y moderna del oficio: un periodismo que no solo denunciara y orientara políticamente, sino que también divulgara conocimientos, acercara la ciencia al pueblo y contribuyera a la cultura democrática.
Y si toda esta trayectoria militante, gremial y periodística nos habla del compromiso profundo de Manuel Isidro Molina Gavidia, también es cierto que el país, en distintos momentos, supo reconocer la magnitud de su aporte.
En 1971, el Ministerio de Educación le otorgó el Premio Nacional de Periodismo, mención Docencia e Investigación, un reconocimiento que celebraba no solo su trabajo en la prensa, sino su vocación formadora: su empeño en transmitir a otros el rigor, la ética y la responsabilidad de ejercer la palabra.
Dos años más tarde, en 1973, la Presidencia de la República lo distinguió con la Orden al Mérito en el Trabajo, en su primera clase, un homenaje a su trayectoria como trabajador intelectual, como organizador y como servidor público en el más noble sentido del término.
Ese mismo año fue designado miembro de la Comisión Redactora del Reglamento de la Ley de Ejercicio del Periodismo, una tarea de alta responsabilidad que asumió en tanto Director de la Escuela de Comunicación Social de la UCV; cargo que desempeño entre 1972 y 1975.
En 1976 recibió la Orden Andrés Bello, en su segunda clase, reconocimiento reservado para aquellos que han aportado de manera significativa a la educación, la cultura y el pensamiento nacional. Y en 1980, la Presidencia le confirió la Orden Francisco de Miranda, también en su segunda clase, una condecoración que destaca a quienes han brindado servicios eminentes al país en el campo de las ciencias, las artes o las letras.
Rendir homenaje a un periodista comunista de la talla de Manuel Isidro adquiere hoy un valor profundo y urgente. En un país donde las libertades democráticas se encuentran gravemente amenazadas, recordar su ejemplo es un acto de dignidad y resistencia.
Durante el último año y medio, más de una decena de trabajadores de la prensa han sido secuestrados por cuerpos de seguridad; numerosos medios de comunicación han sido cerrados; y la censura —abierta o encubierta— se ha consolidado como una política de Estado destinada a sofocar el descontento popular frente a una administración ilegítima, ilegal y sostenida por un programa abiertamente antipopular y antiobrero.
En este escenario adverso, la figura de Manuel Isidro ilumina el camino que la democracia verdadera exige: compromiso con la verdad, defensa de los derechos del pueblo y ejercicio ético del oficio periodístico al servicio de las causas justas. Homenajearlo no es solo un acto de memoria, es una afirmación colectiva de que la libertad de expresión, el pensamiento crítico y la lucha por la justicia social no podrán ser sofocados. Es, además, una reafirmación de que el pueblo venezolano seguirá defendiendo sus derechos políticos, civiles y sociales, tal como lo hicieron quienes dedicaron su vida a la palabra libre y al periodismo comprometido.
Honrar su legado es, hoy más que nunca, una forma de mantener encendida la llama de la lucha contra el autoritarismo y por la restitución de la Constitución y el estado de derecho.
Gracias
Teatro Cantaclaro, 6 de diciembre de 2025.
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DOCUMENTO 'DESCLASIFICADO' DE CIA (EEUU) EN 1953, aportado por Neirlay Andrade








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